A nadie debería importar que una persona, encerrada en su domicilio, beba alcohol hasta reventar. Es su vida privada y debe ser respetada. Ahora bien, esta protección a la privacidad caduca cuando los actos de esa persona alcohólica trascienden su hogar e influyen en la política, por ejemplo. Se sabe que los efectos del alcohol son devastadores en la toma de decisiones.
Golpear, observar la reacción y luego avanzar o retroceder. Esa puede ser la lógica de un boxeador en combate, pero no la de un gobierno con pretensiones democráticas.
El fuero, o inmunidad parlamentaria, es una figura cuyos antecedentes pueden encontrarse ya en el siglo XVII, en la Carta de Derechos inglesa o Bill of Rights, y perfeccionada años más tarde en el XVIII tras la Revolución Francesa.
¿Cómo un país en el que no existe seguridad jurídica, ya que por simple mayoría se puede atropellar la Constitución Nacional, revertir decisiones políticas y legislativas, exhibir la incoherencia de quienes deben velar por el cumplimiento de las leyes, puede dar garantías a sus ciudadanos, ser un atractivo para el capital extranjero y generar estabilidad económica?
Las protestas en el sector de la salud no paran debido a la precariedad en que se desenvuelven los centros sanitarios como por el descontento del personal del área por los salarios que perciben. En este momento quienes se movilizan son los pasantes rurales, que en verdad no son pasantes que tratan de ingresar en una oficina pública, sino médicos ya recibidos tras varios años de estudio que van a ejercer su profesión en hospitales del interior del país. Tras protestar contra una propuesta salarial del Ministerio de Salud Pública y Bienestar Social, y, entre otras cosas, comparar su situación con la de los “nepobabies”, el Ministerio mejoró su oferta. Pero aún con este incremento, si se tratara de un encuentro deportivo, podría decirse que los “nepobabies” todavía les ganan por goleada a los médicos en materia de salarios.