El Himno, más que tres minutos de historia

Seguramente te sentís patriótico cuando escuchás corear a los muchachos de la Albirroja; en ese instante, tenés ganas de gritar por la emoción. Sin embargo, cuando suena el timbre del cole para entonar el Himno ni siquiera movés tus labios para cantar.

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Alguna vez habrás escuchado relatos de tu abuelo cuando te contaba que en su época debían vestir impecablemente el atuendo del colegio, cuartel, etc., y cantar el Himno Nacional, bien parados, con los brazos a los costados y el pecho saliente. En la actualidad te plagueás por usar el uniforme de gala; pensás que es “pelada” entonar con tus compas la música que identifica a nuestro país y no le das la mínima importancia; sin embargo, cuando escuchás tu 'playlist', comenzás a bailar y gritar sin parar.

Cuando cantás el Himno seguramente no sabés qué estás diciendo y solamente repetís por inercia, ya que está compuesto por un vocabulario que, para vos, no es tan común. Si te tomás el tiempo y analizás cada verso, vas a encontrar la historia de un pequeño país de América con un cruel pasado y que, a pesar de todas las penurias vividas, supo salir victorioso.

El 20 de mayo de 1846, el poeta uruguayo Francisco Acuña de Figueroa entregó al país una canción con 7 estrofas, a pedido del entonces presidente Carlos Antonio López. ¿Te imaginás cantar todo ese retazo de historia? Tardaríamos mucho tiempo, ¿no? Si alguna vez te quejaste de que el Himno es largo y agotador, acordate de que solamente entonamos dos fragmentos más el coro.

Son tres minutos de historia e identidad que se practicarán hasta que dejemos de ser un país libre. La entonación del Himno tal vez no hace un cambio en la patria, pero sí demuestra cuánto realmene amás a la nación. Gua'u que no cantaste el himno con los jugadores de la Albirroja. Seguramente, en ese momento sí te sentiste orgulloso de ser paraguayo.

Si ahora no apreciamos lo que es el Himno Nacional, ¿quién enseñará a nuestros descendientes a hacerlo? No es cuestión solamente de gustos entonar el canto patriótico, sino de sentirte comprometido con tu identidad para transmitirla de generación en generación y no se pierda la esencia de lo que es el respeto y compromiso que tenés con el país.

Por José Peralta (18 años)

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