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Cada vez que una película paraguaya llega a los cines comerciales o circuitos paralelos, las expectativas afloran en los espectadores que no hallan opciones de ficción nacional. Ese deseo de explorar un lenguaje cinematográfico propio –que recientemente sucediera en las salas comerciales con “Lectura según Justino” (2013), de Arnaldo André, y “7 Cajas” (2012), de Juan Carlos Maneglia y Tana Schémbori– tiene ahora en cartelera a “Fin de la línea”, una película de Gustavo Delgado.
El director de “El reflejo” (2008) y “Libertad” (2012) presenta, esta vez, un thriller de suspenso con el narcotráfico como tema principal. La película –que se presenta basada en hechos reales– narra la historia de dos policías encubiertos que se infiltran en la organización criminal a cargo de Roberto (Sergio González), jefe de tráfico de drogas que trabaja con un cartel colombiano que utiliza a Paraguay como país de tránsito.
Ya las primeras escenas llevan consigo los primeros problemas: frágiles actuaciones, en cuanto a dirección; y un mínimo desarrollo del universo de los personajes, que denota un débil planteamiento en el guión.
El comisario que dirige a los policías infiltrados (interpretado por Wilton Vuyk), más parece un chofer acompañante que un hombre expuesto a una mafia peligrosa. El personaje de David –uno de los policías, a cargo de Marcelo Merlo– nunca termina de convencer, denotando mínimos recursos y una mala dicción.
El reparto femenino es el que salva el film. El casting se fortalece con Lucía Valdes –dueña de un rostro cinematográfico que se luce en pantalla–, en el papel de la valiente policía Adriana. Apenas un mínimo gesto, una mirada, bastan para dejarla fluir.
La frescura de Andrea Urunaga como Leticia –una prostituta que servirá como aliada de Adriana–, aporta con su cuota de naturalidad. La modelo Liliana Álvarez tampoco desentona, en un personaje básico, pero hecho a su medida.
Más allá de las actuaciones, y como problema de guión, los personajes se mantienen planos a lo largo del largometraje. Ni las circunstancias del entorno ni sus historias personales logran una identificación con el espectador.
El retrato esbozado de los mismos solo sirve para proseguir el relato, con un guión clásico y lineal que funciona, pero que –durante sus 70 minutos de duración– no se toma un respiro para llevarnos al clímax, que llega y desaparece con la misma velocidad.
Ciertas escenas parecieran metidas con calzador, o con ciertos parámetros que no estaban definidos. Como cuando el personaje de Adriana sube a su terraza luego de una larga y aventurera noche, justo cuando Sergio la espera (casi mágicamente). O, cuando –en busca de generar sorpresas–, se “revelan” por el final situaciones innecesarias o que debieron haberse sugerido con anterioridad.
La producción denota un acertado trabajo en la puesta en escena, con escenarios naturales que nos acercan a la Asunción más urbana, en zonas definidas del microcentro y del río Paraguay. La película conserva una tonalidad gris, decisión que se evidencia en los exteriores nublados.
La música original –a cargo de Mnesis–, aporta una carga expresiva interesante a través de su marcada fibra electrónica. Sin embargo, la repetición del recurso se agota en algunas secuencias en las que la estética de videoclip pareciera atentar contra momentos narrativos que pudieron haberse explotado mejor desde las elecciones de edición.
A su favor, Delgado demuestra que puede utilizar recursos de acción y suspenso, sin desfallecer. El tono se mantiene a lo largo del filme, con momentos de humor ácido que aparecen cada tanto (aunque no precisamente nos hagan reír).
En “Fin de la línea”, el director paraguayo se anima a un género nunca antes explorado en su filmografía ni en el cine nacional, en general. Una película que intenta ser un trazo del narcotráfico en la pantalla grande local, pero que no pasa de ser una delgada línea demasiado preocupada por llegar al final.
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FIN DE LA LÍNEA
Escrita y dirigida por Gustavo Delgado
Producida por Silvia Céspedes y Sergio González
Banda sonora compuesta por Mnesis
Elenco: Lucía Valdes, Sergio González, Liliana Álvarez, Marcelo Merlo, Wilton Vuyk, Juan Manuel Acevedo, Andrea Urunaga y Ernesto Rotela