Perla del Paraguay, en reencuentro familiar

CAACUPÉ. La carismática cantante Perla (62), estuvo por su ciudad natal en estos días, en un encuentro familiar, donde recordó sus comienzos y todo el sacrificio que tuvo que hacer para llegar a ser una reconocida artista.

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Mencionó que viajó a Brasil a los 21 años, donde vive desde hace 45 años. Recordó que al comienzo fue muy difícil porque vivió en carne propia la discriminación de ser mujer y latina.

“Me llamaban india y yo decía, sí soy india, con orgullo”, acotó. Agregó que muchas veces le cerraban las puertas por ese motivo, pero ella no perdía la fe e insistía, buscando otros lugares, donde cumplir su sueño.

Señaló que tuvo muchos obstáculos, llegó a pasar frío, hambre y añoranza por su familia, pero continuaba persistiendo. Dijo que en esos años la mantuvo su fe en Dios y los consejos que le había dado su madre Doña Lidia.

Cuando por fin tuvo éxito y comenzó a ganar mucho dinero, su marido la llenó de lujos y ella se sentía que vivía en una jaula de oro, ya que su mayor deseo era estar en contacto con la gente.

Perla, con la sencillez que la caracteriza, manifestó que cuando hablan de ella como una estrella internacional o gran artista, le asusta: “Amo la sencillez de mi pueblo y su gente, por eso me gusta mucho cantar en los festivales porque ahí puedo sentir el cariño de la gente. Y creo que la gente siente también el inmenso cariño que yo siento hacia ellos.”

La familia Pedrozo-Yurtz se reunió luego de pasaran cinco años de no encontrarse. La mayor de las hermanas es la famosa y carismática cantante más conocida como Perla, cuyo nombre verdadero es Hermelinda.

El encuentro se llevó a cabo en Caacupé, con la llegada del único hermano Pedro, más conocido como Kiko, quien trabaja desde hace más de 20 años en Alemania como arpista y cantante. Estuvieron también presentes Fany, Estela, Marizza y Maribel, quienes compartieron una misa de acción de gracias en el Santuario Nacional.

Con mucha emoción recordaron anécdotas de sus años de niñez, cuando su padre, les enseñaba a vocalizar y a saber desenvolverse en el escenario. Todos lograron convertirse en cantantes, algunos siguen dedicados a la música viajando por el mundo y otros decidieron dedicarse a sus familias.

En el encuentro se vivieron momentos de mucha emoción y alegría, que esperan se repita otra vez en poco tiempo.

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