La cooperativa de la droga

Capomafiosos italianos, cárteles mexicanos y colombianos, jefes brasileños, productores peruanos y bolivianos. El crimen organizado ha formado una especie de cooperativa mundial para seguir adelante con sus negocios. Paraguay juega un papel clave.

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La detención de miembros del Cártel de Sinaloa, el poderoso grupo narcotraficante liderado por Joaquín “El Chapo” Guzmán -quizás el narcotraficante más famoso del mundo desde el colombiano Pablo Escobar-, a escasos minutos de Asunción ha puesto de manifiesto que Paraguay juega un papel clave en el camino del tráfico de las drogas desde la región hacia el mundo.

Los criminales cayeron junto a un cargamento de más de 300 kilos de cocaína que estaba siendo preparado para ser enviado a Holanda, utilizando una empresa de fachada bajo la cual pretendían hacer parecer el envío de la droga como una exportación legal rumbo a suelo europeo.

Entre los detenidos estaba Jimmy Wayne Galliel, quien -de acuerdo a las autoridades paraguayas- es un importante miembro del Cártel de Sinaloa y que ingresó a Paraguay hace dos meses en compañía de otros tres mexicanos, también componentes del grupo criminal.

Los otros extranjeros arrestados son Armando Carrillo, Marcos Antonio Castro y Martín Manuel Huerta Flores. Junto a ellos cayeron los paraguayos Pablo Eliseo Brítez Nuñez y Patricio Mario Fernández, taxistas, quienes fueron reclutados por los criminales para servir de guías y generar contactos con miembros de los organismos de seguridad a fin de conseguir encubrimiento para las operaciones que tenían previsto efectuar.

Desde el ingreso a territorio paraguayo, Jimmy Wayne Galliel se alojó en el Sheraton, un hotel de cinco estrellas de la capital del país, en tanto que sus tres cómplices en un hostal ubicado frente a la sede de la Fiscalía de la ciudad de San Lorenzo.

Al mismo tiempo alquilaron una residencia de dos pisos y de amplias habitaciones, ubicada en la avenida Von Poleski, en Villa Elisa, a una cuadra de la avenida Defensores del Chaco, sitio que iban a usar como una base de operaciones y lugar de acopio de la droga.

Precisamente, la carga de cocaína fue hallada en una de las habitaciones de esa casa. La mercancía estaba distribuida en 300 paquetes de un kilo cada uno y sus envoltorios tienen el dibujo de una estrella, lo que garantizaba su procedencia y pureza.

Para realizar sus movimientos en territorio paraguayo, los mexicanos habían creado una empresa de fachada denominada La Paraguayita Import-Export, para la cual ya habían hasta alquilado una casa como supuesta casa central y desde donde debería operar. El cargamento iba a ser enviado dentro de rodillos que en teoría deberían utilizarse para el procesamiento de caña de azúcar. 

Con el paso de los años, el crimen organizado ha conseguido evolucionar para seguir manteniendo los gigantescos “negocios” globales que le generan millones en ganancias todos los días. Lejos quedaron los tiempos en los que un único “padrino” era el capo máximo de los esquemas, para dejar paso a una era en la que grandes acuerdos entre las organizaciones más grandes les permiten seguir operando.

Cárteles mexicanos, guerrilleros colombianos, productores bolivianos y peruanos, criminales brasileños y mafiosos italianos han establecido una especie de cooperativa del crimen organizado que consiguió acuerdos comerciales a velocidades que podrían ser hasta motivo de envidia para los burócratas diplomáticos de sus países de procedencia.

En esos acuerdos, Paraguay forma parte vital de las rutas de distribución de drogas, armas y hasta personas que van desde América hacia todo el mundo. En nuestro país conviven miembros del Cártel de Sinaloa con miembros de los brasileños Primer Comando Capital y Comando Vermelho y hasta representantes de la ‘Ndrangheta, la mafia calabresa.

Pero, vayamos por partes para tratar de entender lo intrincado del submundo del crimen organizado.

Colombia, Bolivia, Perú y México son los países donde se realiza el procesamiento de la cocaína. En otros tiempos, el Cártel de Medellín de Pablo Escobar era el que prácticamente monopolizaba esas producciones, pero hoy es el de Sinaloa, con el “Chapo” Guzmán a la cabeza, el encargado de ese mercado.

De acuerdo a datos publicados por el diario colombiano “El Tiempo”, el Cártel de Sinaloa, controla el 35% de la cocaína exportada desde Colombia, país en el que se produce el 30% de lo que se consume de esta droga a nivel mundial.

Documentos de las fuerzas del orden colombianas dan cuenta de que los sinaloenses trabajan muy de cerca con cárteles colombianos y hasta grupos guerrilleros izquierdistas y paramilitares de derecha de ese país. Para el tráfico no existen diferencias ideológicas.

El Cártel de Sinaloa trabaja en Colombia en colaboración con Los Urabeños, un grupo formado por miembros restantes de grupos paramilitares de derecha en la década del 2000. También conocida como el Clan Úsuga, esta es considerada como las más poderosa de las organizaciones criminales que siguen operando en territorio colombiano y es la única con alcance verdaderamente nacional allí.

Muchas de las rutas del tráfico a través del Pacífico y el Caribe son controladas por Los Urabeños y su influencia es tan fuerte que, de acuerdo a cifras oficiales, alrededor de 600 efectivos de las fuerzas del orden colombianas fueron a prisión en una década por sus vínculos con esta banda.

Los mexicanos establecieron además alianzas con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), hasta que este grupo guerrillero firmó un acuerdo de paz con el gobierno colombiano entre cuyos términos se incluía que dejara de lado del tráfico de drogas. Aún así, algunos líderes guerrilleros continúan operando para los sinaloenses.

También establecieron alianzas con el grupo criminal “La Empresa”, una banda en la ciudad portuaria de Buenaventura, para conseguir embarques directos. Este último grupo, de acuerdo al sitio Colombia Reports, se había aliado a su vez con otro grupo llamado “Los Rastrojos” para luchar contra la expansión de Los Urabeños en la costa del Pacífico.

Los de Sinaloa también se encargaron de proveer armas y financiamiento a la “Oficina de Envigado”, un sindicato del crimen con base en Medellín y que asumió muchas de las operaciones de Pablo Escobar después de su muerte, en 1993.

Estas alianzas del Cártel de Sinaloa en Colombia le han permitido controlar puertos claves para el camino de la droga desde Perú y Colombia hasta México o vicecersa.

De acuerdo a documentos de inteligencia a los que hace referencia El Tiempo, en Colombia, el Cártel de Sinaloa ya controla el 50% de las drogas que salen desde los puertos de Tamuco, Buenaventura y El Urabá, que forman una red con puertos en Perú, Ecuador, Venezuela y Guatemala.

Ese es el corredor de la droga rumbo a Norteamérica.

Esos mismos contactos colombianos habrían sido claves para la llegada del Cártel de Sinaloa a territorio paraguayo, donde operan fuertemente los grupos brasileños Primer Comando Capital (PCC) y Comando Vermelho.

La droga procesada por colombianos, mexicanos y peruanos llega hasta territorio paraguayo, donde el PCC se encarga de proveer logística, seguridad, asesoría legal y hasta protección política. Los cargamentos son finalmente entregados a traficantes de la ‘Ndrangheta, la peligrosa mafia italiana asentada en la región de Calabria, que se encargan de la distribución en mercados de Europa, Asia, África y Oceanía.

Establecida en la región italiana de Calabria, la ‘Ndrangheta se ha convertido en la mayor organización criminal del mundo. Es una de las tres grandes mafias italianas junto a la Camorra napolitana y a la Cosa Nostra siciliana, aunque ha conseguido mantener un perfil más bajo.

Los calabreses se dedican al secuestro, tráfico de armas, seres humanos y drogas. El tráfico de cocaína es la principal fuente del poder de la 'Ndrangheta, que actualmente maneja alrededor del 40% de los envíos de esta droga a nivel mundial y son los principales importadores del mercado europeo.

Anualmente, los de la mafia italiana mueven unos US$ 60.000 millones solo en el tráfico de cocaína, dinero que blanquean a través de empresas establecidas principalmente en Alemania y Suiza.

Este grupo mafioso cuenta con presencia en alrededor de 49 países de todo el mundo. Su estructura se basa en núcleos familiares conocidos como “ndrinas”, lo que hace a las autoridades casi imposible investigarlos.

Para protegerse de imputaciones, los jefes 'Ndrangheta han establecido una estructura que separa la jerarquía de la mafia del tráfico real. En lugar de exponer a sus integrantes, 'Ndrangheta se basa en decenas de negociadores o mediadores (brókers) en todo el mundo.

El principal bróker de los calabreses se llama Nicola Assisi, un hombre que cobró preponderancia en la estructura del grupo criminal en 2002, cuando heredó un libro de contactos con los principales productores de droga de América del Sur, de acuerdo a una investigación internacional de la que formó parte ABC Color y encabezada por el IRPI y Correctiv.

Los investigadores creen que los Assissi compraban cocaína del cartel brasileño más importante, el Primer Comando de Capital (PCC), y los carteles colombianos que tenían base en Perú y que están a la vez vinculados con el Cártel de Sinaloa, cuya presencia efectiva en Paraguay ha quedado confirmada.

El PCC está, junto con los carteles colombianos y mexicanos, controlando un sector de la parte sur de Sudamérica, llamada Cono Sur, un área que comprende los países de Argentina, Chile, Uruguay y Paraguay, así como el sur de Brasil, una zona conocida ya como 'Narcosur '. Aquí es donde Nicola y sus hijos, hoy en día, a sus 30 años de edad, están cerrando sus tratos. Documentos judiciales indican cómo están presumiendo de cocaína comprada en Perú, Paraguay y Brasil.

Paraguay se está convirtiendo cada vez más en un importante país de tránsito para la cocaína destinada a Europa. Clanes familiares pequeños están organizando los envíos, controlados por el PCC de Brasil.

En Brasil, abogados vinculados al PCC se encargaron de ayudar a los Assisi para la creación de empresas que estarían permitiendo el lavado de sus activos. Nicola fue detenido en 2014 en Portugal, con un pasaporte argentino falsificado, cuando viajó para establecer nuevas rutas.

En resumidas cuentas, la droga procesada por los cárteles colombianos y mexicanos en Colombia, Perú y Bolivia llega hasta Paraguay, donde los brasileños del PCC se encargan de hacerla llegar hasta los italianos, que se encargan de la distribución a nivel europeo y africano.

La droga que sale de Paraguay puede ir hasta Brasil, Argentina o Uruguay y desde puertos ubicados en esos países se dirige a Europa, principalmente a la región de la Costa del Sol, en el sur de España; o a África. Desde allí los caminos siguen hacia Rusia, Europa del Este, Asia u Oceanía. En algunos de esos mercados, el precio de la cocaína puede llegar a US$ 100.000 por kilogramo.


“Esta gente (el Cártel de Sinaloa) está hace un buen tiempo ya en Paraguay”, dijo este viernes una fuente de la Secretaría Nacional Antidrogas (Senad) a ABC Color. “Que haya droga quiere decir que ya están asentados”, agregó.

Como primer paso, y muy probablemente ya gracias a las alianzas que habían establecido, los mexicanos se dedicaron a crear y comprar empresas de fachada que utilizarían para la importación y exportación de mercaderías en cuyo interior enviarían las drogas a sus contactos en el resto del mundo.

“Ellos (los mexicanos) se encargan de la provisión y los italianos de la distribución, porque son ellos los que manejan el mercado europeo”, afirmó.

Llamativamente, la presencia cada vez más fuerte de italianos y mexicanos coincide con el asesinato de Jorge Rafaat Toumani, el hombre que había sido sentenciado a más de 40 años de cárcel en Brasil y señalado por la justicia de ese país de ser jefe del tráfico de drogas y armas a través de la frontera seca.

En junio pasado, sicarios del narcotráfico montaron un operativo digno de una superproducción de Hollywood y asesinaron al capo mafioso Jorge Rafaat Toumani mientras éste se desplazaba a bordo de su lujosa camioneta Hummer por las calles de Pedro Juan Caballero, la capital del departamento de Amambay y clave en la ruta del narcotráfico hacia Brasil.

De acuerdo a varias fuentes, una alianza de la que formaron parte los grupos criminales brasileños Primer Comando Capital y Comando Vermelho habría sido quien encargó el asesinato de Jorge Rafaat Toumani, un asesinato que fue perpetrado en junio pasado pero que ya tuvo un primer intento en marzo, cuando las fuerzas del orden encontraron un camión blindado en el que se transportaban armas parecidas a las que utilizaron para asesinar al capo mafioso.

Jarvis se convirtió así en el nuevo amo y señor del hampa fronteriza.

Con esa alianza, el poder del tráfico de drogas y armas pasó totalmente a poder del PCC, aliados claves a su vez de mexicanos, colombianos e italianos.

“La presencia de los mexicanos puede significar el aumento de la violencia”, advirtió la fuente. La llegada del Cártel de Sinaloa y sus intenciones expansionistas podrían representar en algún momento motivo de choque contra los grupos brasileños, lo que volvería a desatar una guerra por el control del tráfico de las drogas y la alianza con la mafia calabresa.

“Si los brasileños son violentos, los de Sinaloa son mil veces peores. Podemos tener violencia nunca antes vista”, sentenció.

A ello hay que agregar que en un país como Paraguay, en el que el dinero de la droga ha financiado campañas políticas en numerosas ocasiones, la llegada del cártel mexicano también podría jugar un papel importante en las contiendas electorales.

juan.lezcano@abc.com.py - @juankilezcano

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