Retos de la bancarización en tiempos de menor crecimiento económico

La bancarización es entendida como el proceso y los mecanismos que permiten masificar el acceso a los servicios financieros. Consiste, principalmente, en adaptar los productos financieros a las características, actividades y ritmos de las economías locales y regionales, a fin de incorporar a más personas. Una de las estrategias más utilizadas para la bancarización en el Paraguay fue la apertura de sucursales en las distintas ciudades del país que experimentaban mayor dinamismo.

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Los países de mayor nivel de desarrollo disponen de altos índices de bancarización, es decir, de habitantes que disponen y utilizan servicios financieros. Se estima que más del 90% de la población de Estados Unidos y varios países europeos tienen acceso a productos y servicios financieros, siendo la cuenta corriente el producto financiero analizado para determinar el nivel de acceso a los servicios financieros.

Por el contrario, Sudamérica aún se encuentra muy por debajo de estos niveles debido a las sucesivas crisis económicas de finales de la década de 1990. Sin embargo, durante los últimos años varios países de la región, entre ellos Paraguay, han implementado políticas específicas para incrementar la bancarización, logrando así avances significativos en los últimos años.

La metodología hoy, ya en vías de estandarización para calcular la bancarización de los países, es la relación entre la cartera total de crédito y el PIB, y no solamente la cantidad de personas con cuentas bancarias. Así, Paraguay se encuentra en el grupo de países de bancarización baja, con solo el 30%, contabilizada la cartera de las instituciones financieras reguladas por el Banco Central del Paraguay (BCP). Si se agrega la cartera de créditos y los clientes de las cooperativas de ahorro, crédito y las multiactivas, el desempeño del país mejoraría ostensiblemente.

La bancarización es entendida como el proceso y los mecanismos que permiten masificar el acceso a los servicios financieros. Consiste principalmente en adaptar los productos financieros a las características, actividades y ritmos de las economías locales y regionales, de forma a incorporar a más personas. Una de las estrategias más utilizadas para la bancarización en el Paraguay ha sido la apertura de sucursales en las distintas ciudades del país, especialmente en aquellas que experimentaban un dinamismo creciente.

La bancarización debe ser entendida también como una herramienta de transparencia y formalización de la economía, pues permite formalizar las operaciones y canalizarlas a través de mecanismos legales que aseguran una trazabilidad a las operaciones, permitiendo al Estado una fiscalización y gestión de los flujos financieros de forma más eficiente.

Los servicios financieros tradicionales que la población paraguaya demandaba fueron el ahorro y crédito, a los cuales se agregaron otros como las transferencias de dinero en efectivo, los pagos de servicios, entre otros.

Con respecto al ahorro y crédito, el sistema financiero experimentó serios problemas, con quiebre y desaparición de bancos a finales de la década de 1990 e incluso en los primero años de la década de 2000. Ante la incertidumbre reinante en el sistema financiero, los agentes económicos se refugiaron en parte en las cooperativas de ahorro y crédito. La recuperación del sector financiero supuso diversas tareas de recuperación de la confianza de los agentes económicos, aunque casi siempre circunscriptos al mercado de Asunción y del departamento Central, donde se concentran las unidades económicas de mayor envergadura y por lo tanto con necesidades de disponer de servicios financieros.

En el último quinquenio, el buen desempeño de las cadenas de valor agrícolas y pecuarias supuso un incremento en la demanda de productos y servicios financieros. Surgieron nuevas inversiones que requirieron mayor cantidad de inversiones en varios sectores de la economía. En un periodo de tiempo relativamente, corto los sistemas productivos y comerciales aumentaron la demanda de capital, dando lugar a un proceso de bancarización formal tanto para las personas como para las empresas.

El número de sucursales bancarias creció mucho en la última década, para estabilizarse y detener su crecimiento, coincidentemente con la desaceleración de la economía, sobre todo en los sectores más sensibles, como el agrícola, de las regiones de expansión reciente.

La figura de las corresponsalías no bancarias ha tomado la posta y es actualmente la estrategia para reducir costos y asegurar llegar a un mercado mayor. De esta forma, supermercados y farmacias, principalmente, pero también peluquerías y otros comercios, ofrecen servicios por cuenta y responsabilidad de instituciones financieras. Estos establecimientos facilitan y favorecen la inclusión financiera en las zonas con menor cobertura de sucursales, especialmente en varias zonas rurales.

Desafíos para incrementar la formalización de la economía por la vía de la bancarización

La desaceleración económica tiene impactos sensibles en la estructura socioeconómica y sobre la bancarización. Se estima que la caída de los precios internacionales de los diversos commodities agrícolas ha afectado a los agentes, que así redujeron sus ingresos y, por lo tanto, el consumo. Si a esto se agrega las restricciones a las tasas de interés de las tarjetas de crédito, que ahora cumplen un año de vigencia, la bancarización podría frenarse.

Alrededor de 70.000 tarjetas de crédito han salido del sistema, limitándose así el consumo y el acceso a este producto financiero. La morosidad creciente es otro factor que limita el crecimiento de la bancarización, puesto que los deudores no tienen acceso a nuevos productos financieros.

La bancarización es muy importante para las empresas pequeñas y medianas, que requieren de financiación y de otros productos para volverse eficientes y competitivas, así como para transitar este periodo de desaceleración.

Será necesario que la economía vuelva a ganar dinamismo en sus diferentes sectores para impulsar de forma sostenible la bancarización. La agricultura, la ganadería y el comercio, que tienen la capacidad de distribuir recursos entre los actores de las cadenas de valor respectivas serán los motores de los próximos procesos de bancarización efectiva, es decir, el acceso a productos y servicios financieros, como créditos, apalancados a sistemas productivos diversos que favorezcan el mejoramiento del ingreso de las familias, el consumo y nuevas inversiones.

El sector financiero deberá comprender mejor las necesidades, los tiempos y los tiempos de los empresarios pequeños y medianos, así como sus estrategias, para elaborar productos adaptados a las demandas específicas existentes en cada zona del país. Por último, las obras públicas en curso y las que se implementaran en el futuro próximo pueden convertirse en oportunidades diversas en términos de servicios a ofrecer a las empresas y trabajadores que se instalaran en las zonas de obras.

* Sirve también de herramienta para la transparencia y formalización de la economía, pues permite legitimar las transacciones y canalizarlas a través de mecanismos legales que aseguran una trazabilidad a las operaciones.

* La desaceleración económica tiene impactos sensibles en la estructura socioeconómica y sobre la bancarización. Se estima que la caída de los precios internacionales de los diversos commodities agrícolas ha afectado a los agentes, que reducen así sus ingresos y el consumo.

* La bancarización es muy importante para las empresas pequeñas y medianas, que requieren financiación y otros productos para volverse eficientes y competitivas, así como para transitar este periodo de desaceleración.

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