LAP y sus historias de gloria y de ocaso

Con mucha nostalgia de la compañía que ha hecho historia en el país, los extripulantes de Líneas Aéreas Paraguayas acaban de recordar 50 años del vuelo inaugural. El TCnel. Juan Pires (82) fue uno de los protagonistas de la primera travesía y el Cnel. Julio Dioverti (65) protagonizó el último. Recuerdan anécdotas, curiosidades, hechos de gloria y situaciones que llevaron al ocaso a LAP.

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“Un gran sabio griego ha dicho que la nostalgia es el sueño doloroso de volver. Siento nostalgia porque fue la compañía que no solo ha hecho historia sino representó con altura y dignidad al país”. Así comienza el relato del TCnel. Juan Pires (82), ingeniero de vuelo, que realizó la primera travesía de LAP en un Convair 240 aquel 20 de agosto de 1963 con la ruta Asunción-Curitiba-São Paulo y Río de Janeiro con 40 pasajeros más la tripulación.

El TCnel. Pires completó 24.730 horas de vuelo y todavía quiere hacerlo. Asegura que LAP se manejaba con muchas carencias, pero pese a ello “ha dado lustre al nombre del Paraguay y ha explotado con altura, dignidad y calidad las rutas”.

Tiene miles de anécdotas, como para hacer un libro. Pero entre las más llamativas recuerda una en que llevaron un avión para su reparación a Los Ángeles (EE.UU.). Cuando regresaban hicieron escala para suministro de combustible en la Base Aérea de Howard en Panamá. El hecho de que trayeran la nave como si fuera de la Fuerza Aérea Paraguaya les exoneraba de pagar los aterrizajes, precisamente por la falta de recursos.

En la base de Howard los abasteció un camión cisterna en el que se leía 115-145, un combustible que no conocían los paraguayos, pero les dijeron que era mucho mejor que el octanaje 100-130 utilizado por LAP.

“Al despegar al día siguiente y estando ya con las ruedas retractadas pero aún sin la potencia necesaria, explotó el motor derecho. Dimos vuelta de 180 grados para aterrizar de nuevo cuando explotó el izquierdo. Al tocar la cabecera de la pista pararon los dos motores. Nos quedamos a dormir allí sin saber aún lo que había pasado. A la mañana siguiente revisamos el combustible y resultó ser JP1, es decir, querosén. El cabo que reabasteció el cisterna se había equivocado”, cuenta.

“En retribución al error, en Howard le pusieron dos nuevos motores al avión que resultaron ser mucho mejores que los que teníamos. Como LAP sufría muchas carencias y, a veces, apenas teníamos combustible para 15 días, en un momento dado llegaron a volar solo dos aviones por falta de motores. Esos motores que nos dieron en Panamá tras el incidente fueron los que salvaron a LAP porque los volaban 2.500 horas y estas eran para 3.500 horas de duración”.

Otro hecho menos dramático, más bien simpático, que recuerda Pires es que habiendo salido de Madrid para Asunción uno de los comandantes sintonizaba siempre a los radioaficionados. Entonces aparecen uno de Córdoba (Arg.) y otro de Madrid que le dice que acababa de embarcar a su esposa en el vuelo de LAP y que al día siguiente estaría en Buenos Aires. En eso, el comandante busca entre los pasajeros, encuentra a la mujer y lo lleva hasta la cabina para saludar a su esposo por la radio. Toda una fiesta.

Pires recuerda que los vuelos a Europa tenían escala primero en Recife, luego Canarias y más adelante Dakar (África). Eran paradas técnicas porque los vuelos transoceánicos siempre iban llenos, llevaban mucha carga, especialmente productos de Chile y Argentina, y por ello debían reabastecerse de combustible. “LAP salía ganando con las cargas. Quiero resaltar que LAP no terminó porque llevaba demasiados pasajeros extras, gratis, como se suele decir. No es verdad. La organización internacional ICAO, en español OACI, regula entre las condiciones el pasaje gratis. Nunca llevábamos más de tres pasajeros extras, que eran realmente acreedores de ellos, cuando que otras compañías, como United, tenían en la época 15 gratis”.

El manejo, por disposición de ICAO, se hace desde un banco en Suiza llamado Clearing House. “Nosotros no pagábamos a Brasil por el sobrevuelo de su territorio, ni al llegar a Frankfurt, ni Dakar. Toda la deuda se cargaba al Clearing House, que luego le pasaba la cuenta a LAP. La misma cosa, LAP si traía pasajeros de Aerolíneas Argentinas no le pagaba a la compañía, sino el banco”.

Pires asegura que en el 89 LAP debía 4.500.000 dólares al Clearing House, pero tenía a su favor otros US$ 4 millones, con lo cual casi se compensaba. Pero cuando terminó la empresa en 1994 acumulaba una deuda de US$ 62 millones. “Sencillo, terminó por mala administración”.

(Continuará...)

Fotos: Malena Olivetti, Claudio Ocampo y Archivo ABC.

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