No venda barato su voto. Le sale caro al Paraguay.

Si mañana venderá su voto, véndalo caro. Véndalo a cambio de EDUCACIÓN. Véndalo a cambio de una escuela con infraestructura decente en su comunidad, con docentes académicamente calificados, con supervisoras y supervisores eficientes, entrenados para dirimir conflictos, con útiles y meriendas escolares garantizados. Véndalo a cambio de un colegio al que no se le caigan las tejas ni las vigas sobre sus hijos, que tengan baños decentes, con estudios secundarios que diversifiquen la enseñanza científica y la humanista, con opciones de oficios intermedios y bibliotecas. Venda su voto a cambio de enseñanza superior universitaria de nivel certificado y no de garaje, con laboratorios y pasantías aseguradas, con premios a los mejores, con becas internacionales financiadas por el estado paraguayo para que sus hijos reciban especializaciones en el primer mundo. Venda su voto a cambio de tener docentes bien remunerados que no necesiten hacer hurras por ningún politicastro para enseñar lo que saben.

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Si mañana venderá su voto, véndalo caro. Véndalo a cambio de EDUCACIÓN. Véndalo a cambio de una escuela con infraestructura decente en su comunidad, con docentes académicamente calificados, con supervisoras y supervisores eficientes, entrenados para dirimir conflictos, con útiles y meriendas escolares garantizados. Véndalo a cambio de un colegio al que no se le caigan las tejas ni las vigas sobre sus hijos, que tengan baños decentes, con estudios secundarios que diversifiquen la enseñanza científica y la humanista, con opciones de oficios intermedios y bibliotecas. Venda su voto a cambio de enseñanza superior universitaria de nivel certificado y no de garaje, con laboratorios y pasantías aseguradas, con premios a los mejores, con becas internacionales financiadas por el Estado paraguayo para que sus hijos reciban especializaciones en el primer mundo. Venda su voto a cambio de tener docentes bien remunerados que no necesiten hacer hurras por ningún politicastro para enseñar lo que saben.

No venda barato su voto, por un paquete de porotos, dos de arroz y uno de fideos. No lo haga. Nos sale muy caro.

Si mañana venderá su voto, véndalo caro. Véndalo a cambio de SALUD. Venda su voto a cambio de una unidad de salud familiar donde encuentre medicinas para la desnutrición, los parásitos, el tétano, remedios para el catarro y el mal de ojo de sus hijos. Véndalo a cambio de un puesto de salud donde le ofrezcan gratuitamente gasa, desinfectantes, agua oxigenada, yeso, curaciones y entablillado para sus hijos, medicina geriátrica para sus padres y doctores siempre de guardia. Venda su voto a cambio de hospitales regionales con camas suficientes para atender a los pobladores, donde ninguna contingencia obligue a nadie a morir sentado en un sillón o perder un embarazo por falta de médicos e instrumentales quirúrgicos. Venda su voto a cambio de hospitales donde hayan enfermeras, enfermeros, médicos y médicas de guardia que garanticen atención cordial y profesional, porque están bien pagados, porque recibieron instrucción universitaria de calidad y porque no entraron por la ventana por ser los mediocres sobrinos sin título de algún correligionario de turno.

No venda barato su voto. A cambio de algún paquete de locros, dos de yerba y tres de harina. No lo haga. Nos sale muy caro.

Si mañana venderá su voto, véndalo caro. Véndalo a cambio de TRABAJO. Venda su voto a cambio de un programa de ofertas laborales iniciales para cuando sus hijos terminen el colegio o la facultad. Un programa de inserción laboral juvenil donde ingresen los más talentosos y no los parientes de algún hurrero afiliado al partido de gobierno. Venda su voto a cambio de un sistema que privilegie los oficios en las comunidades, el entrenamiento y la garantía de un trabajo al terminar las pasantías. Venda su voto a cambio de una asistencia laboral que le permita tener acceso real a salud y seguridad ocupacional a cambio de su mano de obra. Venda su voto a cambio de que se premie al sector privado que más invierta en sus recursos humanos, con beneficios que incentiven a las patronales cumplidoras y que castiguen a los que lucran con la mano de obra de sectores vulnerables.

No venda barato su voto. Por dos paquetes de galletas que en pocas horas estarán duras, ni por una lata de conserva de vaka’i o una botella de aceite. No lo haga. Nos sale muy caro.

Si mañana venderá su voto, véndalo caro. Véndalo a cambio de VIVIENDA. Venda su voto a cambio de programas accesibles para la primera vivienda, que garanticen un techo decente a su familia donde sus hijos puedan nacer, crecer y desarrollarse en condiciones salubres. Venda caro su voto a cambio de un hogar donde el techo no vuele con la primera tormenta, y que si vuela, tenga acceso inmediato a planes de contingencia y emergencia dignos, sin que tenga que vivir en un charco de agua o esconderse bajo un árbol. Venda caro su voto a cambio de agua potable para vivir dignamente, y conexiones eléctricas que le permitan tener luz para que su familia viva con un mínimo de decencia. Venda bien caro su voto a cambio de caminos, rutas, avenidas y puentes, que tenga infraestructura para vender sus productos, para facilitar el intercambio comercial.

No venda barato su voto. No entregue mañana su cédula por un puñado de guaraníes. No lo haga. Nos sale muy caro.

Si mañana venderá su voto, véndalo caro. Véndalo a cambio de SEGURIDAD. A cambio de un país donde no le maten a sus hijos cuando van o vienen del colegio o el trabajo, por una mochila o un celular. Véndalo caro a cambio de que no le roben sus vacas mientras duerme, o que un adicto sin rehabilitación posible lo asesine a cambio de una billetera. Venda su voto a cambio de programas integrales de seguridad contra violencia, crimen y el microtráfico que ronda hasta las escuelas de sus hijos. Venda caro su voto, a cambio de que la policía se profesionalice y deje de agavillarse con delincuentes, a cambio de que las fuerzas de seguridad sean más competentes e íntegras y dejen de ser infiltradas por narcotraficantes, ladrones y criminales de toda calaña.

No venda barato su voto. No lo haga a cambio de una promesa de trabajo que nunca le cumplirán. Nos sale muy caro.

Si mañana venderá su voto, véndalo caro. Véndalo a cambio de CULTURA. Venda caro su voto a cambio de tener posibilidades de seguir aprendiendo e instruyéndose para ser competitivo en el mercado laboral local e internacional. Que le garanticen cultura, acceso al arte como espectador y creador, y entretenimiento. Programas de aprendizajes tecnológicos, wifi gratis para acceder a grandes bibliotecas y museos que solo podría disfrutarlos por internet. Venda caro su voto a cambio de que respeten su derecho a acceder a la información, a expresarse libremente y a ser respetado en sus diversidades.

No venda barato su voto. No lo haga a cambio de alguna oferta que ya le han hecho antes y ni siquiera la recordaron. Nos sale muy caro.

Si mañana venderá su voto, véndalo caro. Véndalo a cambio de JUSTICIA y TRANSPARENCIA. A cambio de que le garanticen que le cobrarán impuestos justos y que todos los ciudadanos lo pagarán, sin que usted se sienta un discriminado al hacerlo porque otros evaden sin compasión. Venda caro su voto a cambio de que le prometan transparencia de cada centavo que gasten en su nombre, a cambio de que se respeten sus derechos a circular sin que le cierren las rutas, a cambio de que no le cambien las reglas de juego porque le apeteció a algún político.

Mañana, no venda su voto barato. No lo haga. Ya sabe cómo terminan los “trato apu’a” de entregar su cédula por algunos billetes que se esfuman en un par de días mientras le dan la espalda en el Congreso. Usted ya conoce aquella promesa de conseguirle un trabajo que nunca le cumplieron. Y si le cumplieron, sabe cuán rápido lo olvidaron para premiar a uno que sin educación llegó más lejos, más alto y con mejor paga que usted. No venda barato su voto, no lo haga. Acuérdese que cuando necesitó no le consiguieron cama, ni siquiera un sillón para que muera su familiar durante la pandemia. Usted ya sabe que mientras mendigaba medicamentos contra el covid, otros levantaban mansiones con la plata que recogían de parte suya.

No venda barato su voto. No lo venda.

Le cuesta muy caro al Paraguay.

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